Hace ya siete años que escribí este texto teatral. Hoy, en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, se ha venido a la memoria cuánto aprendí con Hertha Ayrton. Ella fue matemática, física, ingeniera e inventora. Cuando falleció, el 23 de agosto de 1923, nos dejó un legado de 26 patentes. Todo ello en medio de luchas incansables por ser reconocida como científica. En la universidad de Cambridge no la dejaron licenciarse por ser mujer y estar casada. Una batalla que logró ganar gracias al apoyo de otros amigos científicos, de su marido William, de su amiga Marie Curie y de las sufragistas inglesas. Un texto que une a dos científicas que lucharon por tener las mismas oportunidades que sus contemporáneos.
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