Buscar la verdad. ¿Qué hacer con ella cuando la encuentras? Con estas premisas te adentras en Tierra, la novela de Eloy Moreno (Ediciones B, 2020). Unas preguntas filosóficas, reflexivas que, en alguna ocasión, todos nos hemos hecho. Comienzo la lectura, pues, a la espera de quedarme reflexionando en cada final de capítulo sobre qué hacemos cuando descubrimos algo que andábamos buscando, pero cuya respuesta no nos ha gustado. Primer capítulo, me mantiene expectante una anécdota familiar sucedida años atrás. A partir de ahí, una búsqueda por encontrar la verdad de sus protagonistas (no de la humanidad como se hubiera podido pensar). Una hermana que se reencuentra con su hermano después de años separados; un padre, también uno de los hombres más ricos del mundo, que decide exponer su vida y la de los demás para poder incrementar su fortuna. Y lo hace de una manera particular…
Poco más se puede decir de esta novela sin destripar la trama, más allá de que el autor reflexiona sobre el impacto de las redes sociales y los medios de comunicación en nuestras vidas y hasta qué punto somos manipulados; o, más bien, cuánto nos dejamos manipular (un tema que ya abordó Mariola Cubells en 2003 con su novela Mírame tonto). También, de forma particular (según mi opinión, demasiado repetitiva dentro de la trama y ambientación de la novela) cómo nos comportaríamos si tuviéramos que convivir con unos desconocidos. Cuántos de esos instintos primarios aflorarían durante esa convivencia y cuánta solidaridad o amor podría nacer de esos tiempos.
En general, temas recurrentes en nuestros días que, personalmente, no me han aportado nada nuevo. Ha sido una pena, porque me senté ante esta novela con grandes expectativas por las buenas críticas recibidas y el éxito que estaba teniendo el libro. La narración me ha parecido sencilla (con abuso del concepto cliffhanger), no he acabado de empatizar con ninguno de todos los personajes, pues los capítulos son tan cortos (demasiado incluso), que no te permiten aferrarte a su mundo.
Eso sí, voy a confesar que me enamoró una imagen de Tierra (la pequeña) haciendo sentir, vivir, creer a alguien que hasta ese momento no pensó en el amor, así, con todo el significado que envuelve esa palabra.
A veces, y quizá esta vez ocurrió así, no es el momento de ese libro, de empatizar con esa historia, que ha recibido tantos elogios.
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