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Foto del escritorRoseta

Gestando escritos...

Hace ya algunas semanas que no os cuento cómo sigue ese texto que nos traemos a medias. Sobre todo, hace tiempo que no os hablo de sus personajes. Al final, una novela que pretendía narrar la historia de una familia ha ido creciendo de tal forma, que se ha convertido en una narración coral donde cada personaje cobra vida. Para los que me conocéis soy una “pirata exploradora” así que, aunque casi siempre sé hacia dónde dirijo el barco, nunca sé el rumbo que voy a tomar. No iba a ser menos en esta ocasión. Pero me quedo con todas esas personas (personajes) que han ido apareciendo en el camino y que se han amotinado en esta historia, porque me parece que no hubiera sido el mismo viaje si no hubiesen llegado.

¿Qué familia era esa de donde surgió todo? Pues la de Amparo y José. Se conocen desde niños, sus padres ya eran del pueblo y ellos continuaron la tradición: mejor casarse con alguien de aquí que con un forastero. En 1912 tuvieron a su primer hijo, Luis, que se convertirá en soldado republicano al comenzar la guerra. Justo unos meses después de casarse con Dolores, una joven de la capital. No es del pueblo, se murmuraba. Pero ella pronto se hará a esa vida, con el despertar temprano y los atardeceres en la calle. Se acostumbrará a las ventanas abiertas y a las conversaciones que hablan de guerras, de libertad, de feminismo.

Conversaciones de Ramona, que pertenece a las Juventudes Socialistas, y que escapará a Madrid para defender una causa. También a una amiga. Las dos, Angelita y Ramona, se convirtieron un día en personajes que todavía hoy no puedo sacarme de la cabeza. Quizá me regalaron una de las mejores historias; una de esas que retrata muy bien una época y que se quedan contigo para siempre.

Tengo muchas ganas de que conozcáis a Amparo y a José. A sus hijas, Lucía y Aurora. A Luis y a Dolores. A Angelita, a Ramona y a su hermana Eustaquia. Que sepáis quién fue Santiago Fortea Iranzo. Que viváis conmigo esta historia de la que no consigo desprenderme.

Suerte que todavía queda por corregir...

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