En mi anterior entrada os hablé de los personajes. Ya sabéis que andamos preparando el reto de las 50.000 palabras.
Os contaba de su creación, de la importancia de escribir principales y secundarios que tengan vida propia. Pero me dejé unos; esos a los que se les presta poca atención, pero que son quienes crean vida, los figurantes. Y aunque se les incluye en el teatro, en la televisión o en el cine, nada se dice de su importancia en la novela.
Quizá colocar a unos personajes que no hablan no tenga sentido (aunque a veces yo me salto esa norma), pero no imagino una vida sin “figurantes”, y mucho menos a mis personajes caminando por una ciudad vacía, en una cafetería sin conversaciones, sin su máquina de café.
Y por eso, aunque parezca extraño, no soy capaz de crear sin que esos sonidos y sus gentes cobren presencia.
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