Escribir: ¿Merece la pena o ya fue suficiente?

Desde hace un tiempo siento que escribir es una de las experiencias más contradictorias que existen. Terminar una novela siempre deja un vacío; sientes que has dado todo lo que tenías dentro, que te has desgarrado en cada página y que no hay más. Negra y Oscura fue eso para mí: un viaje largo, intenso, del que aún estoy recogiendo las últimas emociones.

Además, leer me llena. De hecho, hace poco lancé el videopodcast, Degustaciones Literarias, donde hablo de libros y de lo que significan para mí. Tal vez ahí esté la clave: me gusta leer, siempre lo he hecho. ¿Y si eso fuera suficiente? ¿De verdad es necesario seguir? ¿Por qué escribo? Y más, ¿para quién escribo? Porque en muchas ocasiones son historias que me cuento, que aparecen en mi cabeza y las imagino a ratos. Converso con esos seres mientras doy un paseo, mientras cocino o antes de dormir. ¿No será suficiente con que esa historia se quede entre nosotros?

Pero entonces, recuerdo algo: desde niña me contaba historias. No podía evitarlo. Crear mundos, darles vida en mi cabeza... aunque luego se quedaban ahí. Y pienso entonces en los personajes que se perdieron, en cómo eran (ya no me acuerdo), en sus vidas.

Y vuelve el ansia por escribir.

En ese momento compro un montón de libros para investigar sobre una "posible historia". Y, casi sin querer, un día me pongo y escribo una escena, y otra, y otra. Cuento las páginas que van ya escritas: 170.

Y si esto no fuera suficiente; es decir, si no fuera suficiente escribir sin más pretensión que dejar en un papel unas vidas que me invento, me he encerrado a revisarla mientras sigo preguntándome, ¿por qué? ¿Por qué volver a pasar por todo esto?

Regresan las dudas.

Podría llamarlo “crisis de escritora". Dudo, simplemente, de si merece la pena dedicarle tanto tiempo cuando podría dejarlo correr, pasear mientras invento una historia, volver a casa y olvidarla. Porque escribir es esfuerzo, tiempo, noches sin dormir, momentos de frustración, revisiones, reescritura...

Y, sin embargo, aquí estoy. Con esa historia que llevaba un tiempo callada, pero que ha vuelto. Así que, quizá, la necesidad de contar historias es demasiado fuerte. Y esa contradicción, dudar de la escritura, pero seguir escribiendo se queda en eso, otra contradicción más con la que rellenar nuestra existencia.

Si te apetece conocer alguna de estas novelas (por si fueran las últimas), pásate por la tienda y échales un vistazo.