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Foto del escritorRoseta

¿25.000 palabras?

Hemos superado la mitad del reto. Seguramente habrás pasado las 25.000 palabras. Enhorabuena, no es fácil seguir el ritmo, hay un sinfín de "ruido" que impide sacar adelante un proyecto literario. Pero tú estás haciendo el esfuerzo y has conseguido superarlo con creces. El otro día, hablando con un alumno me comentaba que estaba muy contento porque se había comprometido y estaba cumpliendo con el número de palabras diario. A continuación me dijo, a ver, pero no tienen mucha calidad, es escribir por escribir, recurro a la memoria y voy contando cosas. No tenía un plan.

Le contesté, me parece fenomenal.

Las historias salen de la memoria y se escriben, o al menos yo las escribo, con tres órganos: el estómago, el corazón y el cerebro.

Sacar eso que tienes escondido sin pensar es una fase primigenia. No hay orden, todo se sucede a partir de pequeñas convulsiones. No importa que no tenga demasiado sentido. Tal vez la mayor parte de lo escrito no sirva, pero has generado un ritmo, has encontrado tu espacio, te empiezas a comportar como un escritor disciplinado. Esa es la base. También, cómo no, has sacado escenas con personajes que van a cobrar vida, surgen los primeros conflictos y, lo más importante, conoces a esos seres que van a invadir tu vida en los próximos meses, quizá años.

Es una de las partes que más disfruto. Escribir por escribir. ¿Hay mayor placer?

Después, ya llegará el corazón, pondrás sentimiento en las escenas, buscarás crear verdaderos conflictos y giros argumentales con los que desestabilizar a los lectores. Es la parte emocional, la que más se sufre, la de la empatía con tus protagonistas. Las que lloras y ríes mientras avanzas creando una historia, la suya, que viene de lejos. De esos días en los que parecía que te sentabas a escribir porque te habías comprometido con un reto.

Te falta el último escalón, el del cerebro. El más costoso. Ahí analizas la trama, los personajes, las escenas que ahora sobran, marcas las que faltaría completar. Piensas en los escenarios, el tiempo y el ritmo del relato.

La música de cada escena, sus palabras y significados.

La más dura, también la más hermosa. La que te descubre los errores, la que enseña.

La que hace crecer una historia que se forjó a base de palabras y horas de ensueños.

¿Cómo llevas tú el reto? ¿Qué parte de la escritura te gusta más?

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